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J. J. Santos
Responsable RAEE Internacional
Camacho Recycling
La innovación en la industria del reciclaje de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos es constante. Una muestra de ello la encontramos en el ámbito del reciclaje del vidrio procedente de las pantallas de televisores o monitores de tubo de rayos catódicos (TRC) que, además de ser valorizado para su uso en numerosas aplicaciones industriales, ha experimentado importantes avances en cuanto a los procesos técnicos para lograr minimizar su impacto ambiental.
Pese a que los TRC cada vez son más escasos, ya que están siendo sustituidos de forma generalizada por la tecnología LCD (Liquid Cristal Display), cada año siguen llegando a los gestores de residuos grandes cantidades de televisores y monitores TRC. El tubo de estos aparatos, que principalmente se compone de vidrio recubierto por materiales como plomo y fósforo, supone en torno al 50% del peso total de los equipos.
Por este motivo, su reciclaje y valorización resultan fundamentales para evitar la contaminación ambiental e impulsar la transición hacia una economía circular que permita recuperar los materiales y reintroducirlos en nuevos procesos productivos. En este sentido la Comisión Europea, a través del programa LIFE+ Medio Ambiente, ha impulsado numerosas iniciativas que tienen como objetivo la innovación y la mejora de los procesos de reciclaje y valorización del vidrio TRC.
En Camacho Recycling hemos participado como responsables de los procesos industriales en dos de estos proyectos, que han supuesto importantes innovaciones tanto en la gestión de los residuos como en su aprovechamiento para nuevos usos industriales.
Entre las mencionadas iniciativas se encuentra el proyecto Ecovitrum, que fue valorado por la Comisión Europea como uno de los mejores proyectos en este ámbito, y en el que ECOTIC colaboró activamente. El proyecto demostró la viabilidad de la aplicación del vidrio recuperado a nivel industrial, lo que permitió impulsar el desarrollo en España de tecnología puntera en el reciclaje de los televisores y monitores de uso, y exportable a nivel europeo.
El modelo Ecovitrum aseguró la transferibilidad mediante la sustitución de materias primas de origen natural por residuos. Esto permitió obtener vidrios capaces de sustituir el 15-25% de las materias primas sin necesidad de modificar los sistemas actuales de producción de componentes cerámicos. Con ello, el vidrio TRC reciclado permite obtener productos más sostenibles y aportar valor a los productos finales.
Entre los desarrollos alcanzados a partir de vidrio TRC podemos mencionar diversos tipos de materiales de construcción como cerámicos, aislantes, materiales en base resina y en base cemento, así como pavimento y revestimiento cerámico a nivel industrial certificado para su comercialización.
En conclusión, podemos afirmar que el proyecto Ecovitrum logró su principal objetivo: demostrar la viabilidad técnica de un modelo de gestión integral óptimo para la gestión del vidrio TRC en la industria cerámica, y transferible a otros países de la Unión Europea.
Mención merece también el proyecto LIFE ClayGlass, orientado a la disminución del impacto ambiental de la industria cerámica estructural, una actividad que requiere altos consumos energéticos que implican un elevado índice de emisiones de gases de efecto invernadero.
Para mitigar estas emisiones a la atmósfera, LIFE ClayGlass introdujo innovaciones orientadas a la disminución de las temperaturas de cocción de la industria, utilizando por vez primera vidrio reciclado TRC como sustituto de parte de la arcilla en la masa cerámica, a fin de explotar sus cualidades fundentes.
Los resultados constataron que las adiciones de vidrio TRC, que pueden llegar hasta un 10%, logran disminuciones de la temperatura de cocción de entre 100 y 150ºC.
A nivel ambiental, cabe señalar que las innovaciones introducidas permiten reducir de forma significativa las emisiones de CO2: como referencia podemos considerar que una empresa cerámica, con una producción diaria de 300 ladrillos, lograría reducir sus emisiones entre 1.500 y 3.000 toneladas al año.
Y además, se ha podido corroborar que los metales pesados contenidos en el vidrio no se emiten durante los procesos de cocción, lo que supone un valor añadido tanto para la conservación del medio ambiente, como para la protección de la salud de las personas.